jueves, 28 de noviembre de 2013

Microrrelatos

Después de leer y comentar en clase "El dinosaurio", de Augusto Monterroso, mis estudiantes de Survey of Latin American Literature II, y yo mismo, nos pusimos a escribir microrrelatos. Este fue el resultado:

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1 (Laura Schaffner)

El reflejo

Se mira en el espejo y ve a otra persona.



2 (Sylvia Simioni)

Qué susto

En la prueba de embarazo salió negativo.



3 (Stephannie Tamayo)

Aún, seguía brillando.



4 (Kim Church)

Yo llegué mientras ellos salían.



5 (Lindsay McPhail)

El bosque

Siguió caminando, pero el bosque nunca parecía terminar.



6 (Cheryl Kosek)

La traición

Cuando él vio mi cara, lo supo.



7 (Jesús Peris Llorca)

Advertencia

Te lo dije. No le des de comer después de media noche.



8 (Francesca Braden)

Infancia

Ella ve el fantasma cuando su hija está corriendo.



9 (Theresa Benesh)

Repetición

Aquí vamos otra vez.



10 (Hanan Hamed)

Cuando cerraba los ojos, siempre estaba allí. Cuando  abría los ojos, todavía estaba allí.
  

La ilustración procede de lamaldiciondelpais.blogspot.com.es

miércoles, 27 de noviembre de 2013

La fuente de la vida


En este relato fantastico, Lindsay McPhail descubre que eso que tantos han buscado siempre estuvo en Cape Cod...
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Era el 19 de junio de 1953 e Isabel iba al chalet de su tío y tía en Cape Cod, Massachusetts. Ella no quería ir, pero cada verano sus padres le insistieron en que ella pasara su tiempo allí. Ellos siempre le dijeron que ella necesitaba el aire fresco y la tranquilidad de la naturaleza y el mar. Y sus padres tenían razón. Isabel había vivido en el Upper West Side de Nueva York durante toda su vida. A veces la vida de la ciudad era abrumadora y extenuante. También, ella acababa de terminar su primer año en la Universidad de Nueva York en Mayo. Ella estaba estudiando arte. Isabel terminó sus exámenes dos semanas atrás.

Siempre era difícil dejar su familia y sus amigos cada verano, pero cuando llegaba a la casa de sus tíos, una ola calma de bienvenida siempre se apoderó de ella. Ellos vivían en un pueblo pequeño que se llamaba Chatham.  Su chalet al lado de la bahía era hogareño y lo que a Isabel le gustaba más sobre la casa era la luz del faro que alumbraba entre las ventanas cada noche. Su tío y tía eran los propietarios de un restaurante pequeño, pero muy conocido y popular entre los residentes de Chatham. Cada verano, Isabel ayudaba a hacer el postre más famosos en el pueblo: el pastel de manzana de su tía. Ella disfrutaba su vida tranquila en este pueblo; era en Chatham donde ella descubrió su pasión por el arte. Muchas veces ella andaba en canoa en la bahía para dibujar el tranquilo pueblo; con el anochecer, la marea de la bahía, las casas coloridas, y la vida salvaje.

Tres días después de llegar al chalet en el verano de 1953, Isabel decidió explorar más allá del pueblo. Ella siempre había pasado su tiempo en la bahía en la canoa de su tío, el chalet, o en el restaurante, pero nunca había explorado en el bosque que se puede ver en la distancia de las casas. Isabel siempre había pensado que el bosque parecía muy hermoso y misterioso y en este día ella quería explorarlo. Sabía que su tío y tía no se dieron de cuenta que ella no estaba cerca del chalet porque ellos trabajaban en el restaurante por todo el día. También, ella anhelaba ser aventurera, especialmente porque no había bosques en la ciudad de Nueva York aparte del Parque Central.

El paseo del pueblo al bosque no es muy largo. En veinte minutos ella llegó al confín del bosque. Mucha gente de Chatham nunca viajaba al bosque porque estaba al fin de la península, más allá de la calle que iba al pueblo. Era mediodía e Isabel no necesitaba volver al chalet hasta la cena a las siete. Inmediatamente, ella estaba asombrada por la sombra ubicua de verde porque no había experimentado esta sensación entre los rascacielos en la ciudad en Nueva York. Ella encontró un recoveco entre las ramas bajas en los árboles de roble y empezó a dibujar. Estaba feliz por haberse acordado de traer sus lápices de colores para captar la belleza de la naturaleza. Las hojas amarillas, verdes, y anaranjadas; la corteza de los árboles, la mamá pájaro alimentando a sus bebés- Isabel dibujó todo.

Después de varias horas, Isabel se dio cuenta que estaba tan perdida en su dibujo que ella no escuchó el sonido cerca del agua. ¿Era una catarata o un riachuelo? Ella no estaba segura. Miró a su reloj. Había suficiente tiempo para explorar un poco más.  Después de caminar durante unos minutos, ella eventualmente encontró la razón del ruido de agua. Había una fuente en una hendidura de árboles. Esta fuente parecía muy elegante, pero pequeña, y tenía una base de mármol antiguo. Era una cosa muy rara. Ella pensó, “¿cómo es posible haber este agua corriente en el bosque donde nadie vive?” A pesar de la rareza, ella puso sus manos debajo de la fuente para beber. Cuando Isabel levantó sus manos a su boca,  oyó una voz detrás de ella. La voz le dijo severamente con un acento raro, “yo no haría eso si fuera tú.” Ella se dio la vuelta y se encontró cara a cara a un chico muy guapo quien parecía tener veinte anos más o menos. “¿Y por qué no debo beber de esta fuente?” ella le preguntó al chico extraño. “¿Puedes guardar un secreto?,” dijo el chico. Isabel sacudió la cabeza para indicar “sí.” Sin duda él respondió, “porque esta fuente está maldita. Yo nací en 1804 y yo he tenido veinte años por 129 anos. Si bebes esa agua, vivirás para siempre.” Ella no podía creer lo que estaba oyendo. Pero tal vez él tenía razón. Ella nunca lo había visto antes de ahora, y ella conocía a todos en el pueblo desde que era niña. Pero, era tarde e Isabel tenía que volver al chalet para la cena…
Lindsay McPhail 2013

La foto del faro de Chatham procede de es.123rf.com

martes, 26 de noviembre de 2013

El karma

Un buen consejo cuando alguien te ataca es siempre no acusar la ofensa. Eso es lo que hace literalmente la protagonista de este relato fantástico de Laura Schaffner...

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El tiempo empezaba a cambiar del frío a aún más frío. Habían predicciones de muchas tormentas, más de las usuales, en el otoño. Esto es cuando todo empezó a cambiar entre Isabel y Alfonso. Habían estado casados seis meses. A pesar de que se llevaron muy bien antes del matrimonio, Alfonso empezó a experimentar un cambio. Después de la boda, Alfonso empezaba a cambiar a un hombre celoso. Cuando Isabel salía con sus amigas, él pensaba que estaba con otro hombre. No tenía razón para creer estas cosas malas de Isabel porque ella estaba enamorada de Alfonso. Se temía una conjura de su mujer y como resulto, las intenciones de Alfonso empezaron a cambiar.

Isabel se arregló en su baño para celebrar un banquete. Cuando le preguntó a su marido si quiere salir, se negó en una voz insensible, “Las fiestas no me van mucho.” Isabel no entendió por qué nunca quería salir con ella. Ella pensó, “Le importa un rábano pasar tiempo conmigo o mis parientes o mis amigos! ¿verdad?” Alfonso contestó, “Yo sé lo que haces todas las noches cuando dices que vas a salir con sus amigas o hermanas. Estás con otro hombre! Ya lo sé! ¡Voy a decirle cuarto cosas!” Isabel no sabía como reaccionar. Ella pensó a si mismo, “¿Cómo puede creer estas cosas? Es una locura.” Entonces, respondió a su marido, “ ¡Eso me toca las narices, Alfonso! ¿Y qué más vas a creer? ¡Esta vez te has pasado!” Hubo un momento de silencio entre los dos, pero con mucha tensión. No se dijero nada el uno al otro el resto de la noche.

El próximo día, Alfonso pareció diferente. Cuando Isabel se despertó, Alfonso le preparó el desayuno. Isabel se sintió un poquito rara. Era obvio que algo había cambiado dentro de Alfonso. Ella se dio cuenta de que el desayuno solamente era para una persona. “Por qué no comes conmigo?” preguntó en una voz curiosa. Alfonso dijo que ya había comido. Aunque Isabel sabía que Alfonso estaba sospechoso, comió la comida sin temor. La comida tenía un sabor diferente. Inmediatamente, se dio cuenta de que Alfonso ha puesto algo dentro de la comida, pero todavía no le infundió miedo. Después de una hora, Alfonso no pudo comprender por qué Isabel no había muerto. En vez de seo, Alfonso se encontró mal. Dice, “Ay, Isabel, estoy hecho. Estoy más cansado que un burro.” Isabel sonrió, “Debes descansar un poquito en la cama.” Alfonso fue a la cama se preguntó, “¿Porque nada pasó a Isabel? Necesito usar un veneno más fuerte la próxima vez.” Durante la noche, él puso mucho veneno dentro del agua que estaba en la mesilla de Isabel. Tenía la esperanza que Isabel moriría antes de la mañana. No era posible sobrevivir la cantidad de veneno que puso dentro del agua. La próxima mañana, se despertó sola con un cuerpo pálido y frío a su lado. Se levantó como estaba un día normal. Isabel sonreía a si misma en el espejo y dijo, “Quien siembra vientos recoge tempestades.”

Nadie pudo comprender lo que pasó a Alfonso durante esta noche porque la investigación de lamuerte no mostró nada. La única persona que sabía era Isabel.  La verdad es: cuando alguien intenta a hacer daño a Isabel, no puede. Ella tiene la habilidad de liberar sus sentidos y desviar el daño hacia la persona que la pretendía dañar a ella. Alfonso se infligió a sí mismo muerte.

Laura Schaffner 

La imagen de la trayectoria del boomerang procede de http://hyperphysics.phy-astr.gsu.edu/

lunes, 25 de noviembre de 2013

Los ojos de la mosca

A veces la inspiración tiene le forma de una mosca. O al menos eso es lo que nos cuenta Theresa Benesh en su relato fantástico.

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Cada día sentada en el mismo lugar, cada día con el portátil abierto y ejecutando los mismos programas, y cada día escribiendo y borrando la primera oración de estos ensayos. Con esta cara así de tanta confusión, la vida de esta chica sentada en la cafetería debería ser una de la búsqueda constante de alguna inspiración. La falta de la creatividad es una de las cosas más tristes del mundo. Ay, cómo ella me recordaba tanto a mi hija que había muerto hace dos años. Qué bonita era ella y su vida- tan feliz y siempre con una sonrisa en la cara.

La chica se acercó al mostrador y dijo lo mismo de todos estos días de ensayos, <<un café bombón, por favor,>> y regresó a su silla para esperarle. Mirando a todos los lados, procuraba algo; alguna historia de la vida que podría servir como una idea. De ser y vivir no hay una historia o origen concreto, tampoco un verdadero termino. Como podría ser tan difícil terminar un ensayo para el que es solo necesario la creatividad que está justo alrededor de ella en todos los momentos.

Terminé de preparar su café bombón y traerla a la mesa. Ahí en cima de la planta en la mesa estaba la mosca. Me preguntó si era la misma del otro día; pues, tal vez. Justo en este momento la mosca empezó a volar por toda la cafetería aterrizando en todos los sitios. Miré esta chica con sus ojos tan cansados y listos para cerrar que no daba cuenta a la vida lindísima y extensiva que estaba por todo lado. Ay, como ella me recordaba tanto a mi hija.

Regresé detrás del mostrador para preparar el café de la pareja que acababa de entrar. No podría parar de pensar en esta chica; cuantos días ella pasaba en esta silla, cuántas oraciones había borrado, y cuanto tiempo pasaba mirando de un objeto al próximo durante escuchar su música. Vi, como en cada otro ensayo, que solamente tuvo su nombre (que nombre bonito), el nombre del profesor, y la fecha.  Curioso como ella nunca podría utilizar toda la inspiración que la vida puede ofrecer. Ay, como ella me recordaba tanto a mi hija.

Miré otra vez a la chica en el rincón; ahora con sus ojos cerrados y durmiendo tranquilamente. Me preguntó como podría terminar con todos estos ensayos durante su tiempo durmiendo. Luego pasó la mosca, volando por todos los sitios que a la chica le faltaban ver. Se posó un rato en la flor, un rato en la jaula que colgaba del techo, un rato en mi delantal, y un buen rato en el portátil abierto de la chica. Ay, como ella me recordaba a mi hija - con sus ojos cerrado por la falta de la creatividad necesaria para vivir una vida plena.

Se despertó la chica, y como cada otra vez después de tener estos ensayos, tuvo una cara de tanta sorpresa, pero al final cerró el portátil, tan feliz y con una sonrisa en la cara. Ay como ella me recodaba a mi hija. Luego se acercó al mostrador para pagar y preguntó si alguien, de alguna manera, había metido en su portátil cuando ella quedó dormida, que sus ensayos siempre quedaban escritos cuando se despertaba. Confundida, yo respondí <<Pues, no. La única cosa que te acercó fue una mosca.>> 

Theresa Benesh 2013