Estos textos fueron escritos por encargo.
Los textos publicados a partir de octubre de 2013 han sido escritos por mis estudiantes del Programa de Estudios Hispánicos de la University of Virginia (www.uvavalencia.org) o del Programa de Michigan State University en Valencia.
Los textos anteriores nacieron en el Taller de Escritura Literaria del Máster de Estudios Hispánicos de la Universitat de València.
Todos ellos tienen en común haber nacido del gusto por la literatura y el lenguaje.
Después de leer y comentar en clase "El dinosaurio", de Augusto Monterroso, mis estudiantes de Survey of Latin American Literature II, y yo mismo, nos pusimos a escribir microrrelatos. Este fue el resultado:
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1 (Laura Schaffner)
El reflejo
Se mira
en el espejo y ve a otra persona.
2 (Sylvia Simioni)
Qué susto
En la prueba de embarazo salió negativo.
3 (Stephannie Tamayo)
Aún, seguía
brillando.
4 (Kim Church)
Yo llegué mientras
ellos salían.
5 (Lindsay McPhail)
El bosque
Siguió
caminando, pero el bosque nunca parecía terminar.
6 (Cheryl Kosek)
La traición
Cuando
él vio mi cara, lo supo.
7 (Jesús Peris Llorca)
Advertencia
Te lo
dije. No le des de comer después de media noche.
8 (Francesca Braden)
Infancia
Ella ve el
fantasma cuando su hija está corriendo.
9 (Theresa Benesh)
Repetición
Aquí
vamos otra vez.
10 (Hanan Hamed)
Cuando cerraba los ojos, siempre estaba allí.
Cuandoabría los ojos, todavía estaba
allí.
La ilustración procede de lamaldiciondelpais.blogspot.com.es
En este relato fantastico, Lindsay McPhail descubre que eso que tantos han buscado siempre estuvo en Cape Cod...
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Era el 19 de junio de 1953 e Isabel iba al
chalet de su tío y tía en Cape Cod, Massachusetts. Ella no quería ir, pero cada
verano sus padres le insistieron en que ella pasara su tiempo allí. Ellos
siempre le dijeron que ella necesitaba el aire fresco y la tranquilidad de la
naturaleza y el mar. Y sus padres tenían razón. Isabel había vivido en el Upper
West Side de Nueva York durante toda su vida. A veces la vida de la ciudad era
abrumadora y extenuante. También, ella acababa de terminar su primer año en la
Universidad de Nueva York en Mayo. Ella estaba estudiando arte. Isabel terminó
sus exámenes dos semanas atrás.
Siempre era difícil dejar su familia y sus
amigos cada verano, pero cuando llegaba a la casa de sus tíos, una ola calma de
bienvenida siempre se apoderó de ella. Ellos vivían en un pueblo pequeño que se
llamaba Chatham.Su chalet al lado de la
bahía era hogareño y lo que a Isabel le gustaba más sobre la casa era la luz
del faro que alumbraba entre las ventanas cada noche. Su tío y tía eran los
propietarios de un restaurante pequeño, pero muy conocido y popular entre los
residentes de Chatham. Cada verano, Isabel ayudaba a hacer el postre más
famosos en el pueblo: el pastel de manzana de su tía. Ella disfrutaba su vida
tranquila en este pueblo; era en Chatham donde ella descubrió su pasión por el
arte. Muchas veces ella andaba en canoa en la bahía para dibujar el tranquilo
pueblo; con el anochecer, la marea de la bahía, las casas coloridas, y la vida
salvaje.
Tres días después de llegar al chalet en el
verano de 1953, Isabel decidió explorar más allá del pueblo. Ella siempre había
pasado su tiempo en la bahía en la canoa de su tío, el chalet, o en el restaurante,
pero nunca había explorado en el bosque que se puede ver en la distancia de las
casas. Isabel siempre había pensado que el bosque parecía muy hermoso y
misterioso y en este día ella quería explorarlo. Sabía que su tío y tía no se
dieron de cuenta que ella no estaba cerca del chalet porque ellos trabajaban en
el restaurante por todo el día. También, ella anhelaba ser aventurera,
especialmente porque no había bosques en la ciudad de Nueva York aparte del
Parque Central.
El paseo del pueblo al bosque no es muy largo.
En veinte minutos ella llegó al confín del bosque. Mucha gente de Chatham nunca
viajaba al bosque porque estaba al fin de la península, más allá de la calle
que iba al pueblo. Era mediodía e Isabel no necesitaba volver al chalet hasta
la cena a las siete. Inmediatamente, ella estaba asombrada por la sombra ubicua
de verde porque no había experimentado esta sensación entre los rascacielos en
la ciudad en Nueva York. Ella encontró un recoveco entre las ramas bajas en los
árboles de roble y empezó a dibujar. Estaba feliz por haberse acordado de traer
sus lápices de colores para captar la belleza de la naturaleza. Las hojas
amarillas, verdes, y anaranjadas; la corteza de los árboles, la mamá pájaro
alimentando a sus bebés- Isabel dibujó todo.
Después de varias horas, Isabel se dio cuenta
que estaba tan perdida en su dibujo que ella no escuchó el sonido cerca del
agua. ¿Era una catarata o un riachuelo? Ella no estaba segura. Miró a su reloj.
Había suficiente tiempo para explorar un poco más.Después de caminar durante unos minutos, ella
eventualmente encontró la razón del ruido de agua. Había una fuente en una
hendidura de árboles. Esta fuente parecía muy elegante, pero pequeña, y tenía
una base de mármol antiguo. Era una cosa muy rara. Ella pensó, “¿cómo es
posible haber este agua corriente en el bosque donde nadie vive?” A pesar de la
rareza, ella puso sus manos debajo de la fuente para beber. Cuando Isabel
levantó sus manos a su boca,oyó una voz
detrás de ella. La voz le dijo severamente con un acento raro, “yo no haría eso
si fuera tú.” Ella se dio la vuelta y se encontró cara a cara a un chico muy
guapo quien parecía tener veinte anos más o menos. “¿Y por qué no debo beber de
esta fuente?” ella le preguntó al chico extraño. “¿Puedes guardar un secreto?,”
dijo el chico. Isabel sacudió la cabeza para indicar “sí.” Sin duda él
respondió, “porque esta fuente está maldita. Yo nací en 1804 y yo he tenido
veinte años por 129 anos. Si bebes esa agua, vivirás para siempre.” Ella no
podía creer lo que estaba oyendo. Pero tal vez él tenía razón. Ella nunca lo
había visto antes de ahora, y ella conocía a todos en el pueblo desde que era
niña. Pero, era tarde e Isabel tenía que volver al chalet para la cena…
Lindsay McPhail 2013
La foto del faro de Chatham procede de es.123rf.com
Un buen consejo cuando alguien te ataca es siempre no acusar la ofensa. Eso es lo que hace literalmente la protagonista de este relato fantástico de Laura Schaffner...
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El tiempo empezaba a
cambiar del frío a aún más frío. Habían predicciones de muchas tormentas, más
de las usuales, en el otoño. Esto es cuando todo empezó a cambiar entre Isabel
y Alfonso. Habían estado casados seis meses. A pesar de que se llevaron muy
bien antes del matrimonio, Alfonso empezó a experimentar un cambio. Después de
la boda, Alfonso empezaba a cambiar a un hombre celoso. Cuando Isabel salía con
sus amigas, él pensaba que estaba con otro hombre. No tenía razón para creer
estas cosas malas de Isabel porque ella estaba enamorada de Alfonso. Se temía una
conjura de su mujer y como resulto, las intenciones de Alfonso empezaron a
cambiar.
Isabel se arregló en
su baño para celebrar un banquete. Cuando le preguntó a su marido si quiere
salir, se negó en una voz insensible, “Las fiestas no me van mucho.” Isabel no
entendió por qué nunca quería salir con ella. Ella pensó, “Le importa un rábano
pasar tiempo conmigo o mis parientes o mis amigos! ¿verdad?” Alfonso contestó,
“Yo sé lo que haces todas las noches cuando dices que vas a salir con sus
amigas o hermanas. Estás con otro hombre! Ya lo sé! ¡Voy a decirle cuarto
cosas!” Isabel no sabía como reaccionar. Ella pensó a si mismo, “¿Cómo puede creer
estas cosas? Es una locura.” Entonces, respondió a su marido, “ ¡Eso me toca
las narices, Alfonso! ¿Y qué más vas a creer? ¡Esta vez te has pasado!” Hubo un
momento de silencio entre los dos, pero con mucha tensión. No se dijero nada el
uno al otro el resto de la noche.
El próximo día,
Alfonso pareció diferente. Cuando Isabel se despertó, Alfonso le preparó el
desayuno. Isabel se sintió un poquito rara. Era obvio que algo había cambiado dentro
de Alfonso. Ella se dio cuenta de que el desayuno solamente era para una
persona. “Por qué no comes conmigo?” preguntó en una voz curiosa. Alfonso dijo
que ya había comido. Aunque Isabel sabía que Alfonso estaba sospechoso, comió
la comida sin temor. La comida tenía un sabor diferente. Inmediatamente, se dio
cuenta de que Alfonso ha puesto algo dentro de la comida, pero todavía no le
infundió miedo. Después de una hora, Alfonso no pudo comprender por qué Isabel
no había muerto. En vez de seo, Alfonso se encontró mal. Dice, “Ay, Isabel,
estoy hecho. Estoy más cansado que un burro.” Isabel sonrió, “Debes descansar
un poquito en la cama.” Alfonso fue a la cama se preguntó, “¿Porque nada pasó a
Isabel? Necesito usar un veneno más fuerte la próxima vez.” Durante la noche,
él puso mucho veneno dentro del agua que estaba en la mesilla de Isabel. Tenía la
esperanza que Isabel moriría antes de la mañana. No era posible sobrevivir la
cantidad de veneno que puso dentro del agua. La próxima mañana, se despertó
sola con un cuerpo pálido y frío a su lado. Se levantó como estaba un día
normal. Isabel sonreía a si misma en el espejo y dijo, “Quien siembra vientos
recoge tempestades.”
Nadie pudo comprender
lo que pasó a Alfonso durante esta noche porque la investigación de lamuerte
no mostró nada. La única persona que sabía era Isabel.La verdad es: cuando alguien intenta a hacer
daño a Isabel, no puede. Ella tiene la habilidad de liberar sus sentidos y
desviar el daño hacia la persona que la pretendía dañar a ella. Alfonso se
infligió a sí mismo muerte.
Laura Schaffner
La imagen de la trayectoria del boomerang procede de http://hyperphysics.phy-astr.gsu.edu/
A veces la inspiración tiene le forma de una mosca. O al menos eso es lo que nos cuenta Theresa Benesh en su relato fantástico.
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Cada día sentada en el mismo lugar, cada día
con el portátil abierto y ejecutando los mismos programas, y cada día
escribiendo y borrando la primera oración de estos ensayos. Con esta cara así
de tanta confusión, la vida de esta chica sentada en la cafetería debería ser
una de la búsqueda constante de alguna inspiración. La falta de la creatividad
es una de las cosas más tristes del mundo. Ay, cómo ella me recordaba tanto a mi hija que había muerto hace dos
años. Qué bonita era ella y su vida- tan feliz
y siempre con una sonrisa en la cara.
La chica se acercó
al mostrador y dijo lo mismo de todos estos días de
ensayos, <<un café bombón, por favor,>> y regresó a su silla para
esperarle. Mirando a todos los lados, procuraba algo; alguna historia de la
vida que podría servir como una idea. De ser y vivir no hay una historia o
origen concreto, tampoco un verdadero termino. Como podría ser tan difícil
terminar un ensayo para el que es solo necesario la creatividad que está justo
alrededor de ella en todos los momentos.
Terminé de preparar su café bombón y traerla
a la mesa. Ahí en cima de la planta en la mesa estaba la mosca. Me preguntó si
era la misma del otro día; pues, tal vez. Justo en este momento la mosca empezó
a volar por toda la cafetería aterrizando en todos los sitios. Miré esta chica
con sus ojos tan cansados y listos para cerrar que no daba cuenta a la vida
lindísima y extensiva que estaba por todo lado. Ay, como ella me recordaba
tanto a mi hija.
Regresé detrás del mostrador para preparar el
café de la pareja que acababa de entrar. No podría parar de pensar en esta
chica; cuantos días ella pasaba en esta silla, cuántas
oraciones había borrado, y cuanto tiempo pasaba mirando de un objeto al próximo
durante escuchar su música. Vi, como en cada otro ensayo, que solamente tuvo su
nombre (que nombre bonito), el nombre del profesor, y la fecha.Curioso como ella nunca podría utilizar toda
la inspiración que la vida puede ofrecer. Ay, como ella me recordaba tanto a mi hija.
Miré otra vez a la chica en el rincón; ahora
con sus ojos cerrados y durmiendo tranquilamente. Me preguntó como podría
terminar con todos estos ensayos durante su tiempo durmiendo. Luego pasó la
mosca, volando por todos los sitios que a la chica le faltaban ver. Se posó un rato en la flor, un rato en
la jaula que colgaba del techo, un rato en mi delantal, y un buen rato en el
portátil abierto de la chica. Ay, como ella me recordaba a
mi hija - con sus ojos cerrado por la falta de la creatividad necesaria para
vivir una vida plena.
Se despertó la chica, y como cada otra vez
después de tener estos ensayos, tuvo una cara de tanta sorpresa, pero al final
cerró el portátil, tan feliz y con una sonrisa en la cara. Ay como ella me
recodaba a mi hija. Luego se
acercó al mostrador para pagar y preguntó si alguien, de alguna manera, había
metido en su portátil cuando ella quedó dormida, que sus ensayos siempre
quedaban escritos cuando se despertaba. Confundida, yo respondí <<Pues,
no. La única cosa que te acercó fue una mosca.>>