lunes, 13 de julio de 2015

Los perros de Valencia

En esta reflexión costumbrista, mi estudiante Olivia Hallac del programa de Michigan State University en nuestra ciudad saca interesantes conclusiones a partir del comportamiento de los perros en Valencia...

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Un montón de perros.  En cada lugar a que voy en Valencia.  Casi cada persona que yo veo tiene un perro.  Aunque hay una ley que requiere que la gente use correas, algunos de los dueños de perros no usan correas.  La gente no usa correas porque no las necesitan; los perros no tratan de huir.  Los perros corren y juegan mientras sus dueños caminan y hablan en las calles.  Todos ellos son amigos y no hay peleas.  Está claro que los perros en Valencia son fieles y respetan a sus dueños.

Mi madre aquí tiene una perra que se llama Meiga.  Ella siempre escucha y obedece a mi madre.  Meiga sigue a mi madre a todas partes.  En mi primer día aquí en Valencia, mi madre, Jaclyn y yo caminábamos por las calles cerca de nuestra casa.  Meiga nos siguió todo el tiempo.  Fuimos a Mercadona y ella esperó fuera.  Entonces comimos en un restaurante y Meiga se sentó al lado de nuestra mesa sin correa.  Meiga socializó con otros perros y otras personas cerca del restaurante y persiguió su pelota.  Independientemente de la comida , ella nunca estaba fuera de nuestra vista. 

Pienso que es posible que los perros reflejen a la gente de Valencia, y posiblemente, reflejen a la gente de toda España.  Los perros pueden correr con libertad, como la gente puede ser independiente.  La característica que estos grupos comparten es que volverán.  Hay lealtad y confianza con perros en Valencia tal como estas cualidades existen entre la gente también.  Casi cada día voy a un café con mis amigas para hacer mi tarea.  Las trabajadoras siempre toman nuestros pedidos y regresan rápidamente con la comida o las bebidas.  A veces me siento por horas y directamente antes de salir, es necesario que vaya dentro para pagar.  Hay una confianza implícita porque las trabajadoras creen que sus clientes son honestos.  Al igual como un perro, en los cafés aquí en Valencia la lealtad existe entre los clientes y los trabajadores.

Cuando comparamos la representación entre los perros y la gente en los Estados Unidos y la representación entre los perros y la gente en Valencia, hay una diferencia.  Como una americana, esta lealtad en Valencia es diferente para mí.  Con respecto a los perros, en mi casa en Nueva York tengo dos perros y siempre necesito usar correas.  Yo sé que mis perros me aman pero es posible que ellas se pierdan o se hieran.  Hay un poco de fideicomiso pero siempre miedo.  Desde mis experiencias, pienso que los perros en los Estados Unidos también reflejan a la gente pero en una peor manera.  Sin confianza y lealtad, no hay felicidad.  Deseo que los hombres con que he tenido relaciones con en el pasado actuaran más como un perro en Valencia.  Tal vez entonces no habría dolor o desamor.  También tal vez entonces habría más respecto por las relaciones y el aprecio por el amor.

Un montón de perros.  Si todo el mundo actuara como los perros en Valencia, el mundo sería un lugar mejor.  Mujeres jóvenes como yo pueden proteger sus corazones del dolor.  Cuando se llama una persona “un perro” en los Estados Unidos y también en otros países es un insulto.  No debería ser un insulto. Creo que en circunstancias especiales, llamamos una persona “perro” podría ser una buena cosa si hablamos de los perros en Valencia.  Pienso que con confianza y lealtad como los perros en Valencia, habría más paz y felicidad entre las personas. 

Olivia Hallac 2015


La fotografía procede de www.doogweb.es

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