domingo, 22 de junio de 2014

Tranquilo

Con este texto comienzo a publicar cuentos y poemas escritos por mis estudiantes del programa de Michigan State University en Valencia durante el verano de 2014. Como podréis comprobar, están llenos de talento y sensibilidad. El primero, de Sarah Livingston, nos presenta uno de esos momentos en que el tiempo parece suspenderse. La foto, por cierto, es de la propia autora.

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Un paseo rápido, tengo muchas cosas que ver y hacer. Mi tiempo libre ha casi terminado, pero me detengo un momento. Algo me llamó la atención, un árbol gigante. Casi puedo tomar las hermosas hojas de un color verde oscuro. ¿Cómo es posible? Estoy en la gran calle ocupada y esto es la parte superior de un árbol. Abajo, abajo mi búsqueda de ojos, allí debajo de la calle, un jardín enorme. 

Estoy andando por una tierra cruzada muchas veces. Las piedras redondeadas y detenidas bajo mis pies.  El paseo sesga más ahora y tengo que prepararme para no caer sobre este resbaladizo trazado curvo. Las murallas abultan altas sobre mí. Más cerca puedo ver los detalles y los diseños en las piedras. El color parece un sucio beige con manchas de negro y marrón no diferente al pelaje de los pastores alemanes. Las muescas, agujeros y desigualdad dan prueba de la edad de estas murallas, de su desgaste. Todavía no estoy segura de dónde me encuentro.

Al alejarme de la pared, mis ojos son agredidos por los colores brillantes de las plantas. Hay árboles tan altos que cuando trato de ver la copa, el sol me ciega. En este bosquecillo, los troncos de marrón rojizo, altos y delgados parecen tan antiguos como las propias paredes. Las historias y maravillas el asimiento, si sólo pudieran hablar. Las hojas como el ventilador de la naturaleza se balancean suavemente con la brisa. El sonido calmante como una ligera nana. Tomo un momento para respirar el aire fresco. Un olor familiar llena mi nariz. ¿Qué es esto? Camino más lejos a través de la tierra y del follaje bajo mis zapatos. Vengo a un pequeño cuadrado de piedras rodeado por arboles más pequeños que antes. Estos árboles dan un círculo anaranjado de fruta que huele como cítrico. Escojo uno, ah sí, parece como las naranjas. Simplemente agarrando y oliendo este poco rayo del sol me recuerda a casa, largos días de verano, barbacoas y picnics, sí es agradable. En el centro del cuadrado hay una fuente. El agua burbujea y salpica sobre el borde. Diminutas gotitas aterrizan en mis pies, la sensación refrescante en este día caliente de primavera.

Deambulo en mi paseo, vengo a un área llena de los más brillantes y bellos colores que he visto hasta ahora. Flores púrpura tan sorprendentemente perfectas en color que parecen irreales. Me da miedo tocarlas de miedo a destruir su belleza escénica. Las rosas tan rojas parecen pintadas. Estoy segura de que si debiuera pinchar mi dedo en sus espinas la sangre de mi dedo se mezclaría sin costuras con los pétalos. Pero lo son las lilas las que me encantan más. Huelen como perfecto cielo en este día de la primavera. Son frutales pero no cítricas, huelen frescas y limpias, dulces e inocentes. No puedo ayudar pero tómese tiempo para inspeccionar lentamente cada planta aquí.

Finalmente miro a mi reloj. ¡Dos horas aquí! ¿Cómo es posible? He deambulado sobre un gran parte de este jardín y ni una vez pensé en todas las cosas que necesito hacer. Quizás este fue el punto. No recuerdo la última vez que hice algo simplemente para disfrutar de mí misma, relajarme; algo que no me requiere trabajar. Me siento refrescada y que puedo hacer cualquier cosa que elija hacer. Necesito tomar más tiempo en mi vida para las pequeñas cosas y esta belleza del jardín me ha permitido comprenderlo. He ignorado un gran lección en la vida; es en las minúsculas cosas que se encuentra la felicidad y satisfacción, que estos pequeñas momentos  los recordaré por el resto de mi vida. Como ando hacia la rampa esperando para llevarme de vuelta a la realidad. Me dirijo a la mujer a mi lado. “¿Cómo se llama este lugar?” digo, “El rio” ella responde.
"El rio" -pienso-. Pero no hay agua.
Necesito refrescar mi español. 

Sarah Livingston 2014

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