Colleen Suratt nos propone un cuento sobre un día muy especial en una institución mental. El Dr. Carroll deberá enfrentarse a un reto nunca visto...
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Había sido un
día extraño en la institución mental. Docenas de pacientes nuevos habían
entrado por la puerta principal para registrarse ellos mismos, algo que raramente
pasa en la institución. En sus 30 años de trabajo en la clínica, el Dr. Carroll
quizás se había encontrado con 4 auto-registros. Se puede imaginar su sorpresa
cuando había una cola que serpentea por la puerta principal. Al Dr. Carroll
generalmente le gustaba pasar 1-2 horas en la primera sesión con un paciente
nuevo, pero en un esfuerzo por acelerar el proceso de registro de tantos
pacientes nuevos, decidió formar una sesión espontánea de terapia de grupo. En
punto de las 9:03 reunió a todos los nuevos pacientes en la sala común de la
institución, y comenzó a dirigirse al grupo.
-Yo soy el
Dr. Lewis Carroll, ¡y todos os he reunido juntos esta tarde para hablar de nuestros
sentimientos! ¿Qué os parece?
Un silencio
cayó sobre el grupo. La sala se llenó con una mezcla de personalidades, jóvenes
y viejos, gordos y flacos, las mejores personas y las peores ... y ni uno solo
quería ser el primero en hablar.
-Ahora
todos vosotros vinisteis aquí por vuestra propia voluntad, y queremos saber si
este es realmente el lugar adecuado para vosotros. ¡Así que vamos a hablar!
Un tipo corto,
de edad mediana, se levantó primero. "Soy Chester y he estado sobrio
durante toda mi vida." La habitación dio un saludo colectivo, diciendo
"Hola, Chester," pero antes de que pudiera continuar con su
introducción, fue interrumpido. Un hombre joven con el pelo de color naranja
vivo se levantó y se burló, "¡Esto no es AA!" Todo el mundo se rió.
Bueno, todo el mundo menos el Dr. Carroll. Dr. Carroll se levantó rápidamente y
le dirigió una vista severa al hombre pelirrojo y dijo: "Nosotros no
interrumpimos a nuestros miembros del grupo. Chester, por favor continúe."
Y así comenzó Chester.
-Realmente
no sé lo que me pasa, yo sólo no me he estado sintiendo no como yo recientemente.
Bueno, ahora he vuelto a ser el mismo de antes, pero miro hacia atrás en las
últimas semanas y puedo darme cuenta de que estaba muy inestable emocionalmente. A
veces estaba tan feliz, y sonriendo todo el tiempo. Era como si fuera una
sonrisa, y sólo una sonrisa, porque estaba sonriendo tan ampliamente. Pero
entonces me sentía tan tan abajo, como si estuviera regresando de una especie
de euforia. Me sentía tan azul y deprimido, me sentía como si estuviera
desapareciendo. Y me despertaba en los más extraños de los lugares y no sabía
cómo había llegado allí. Como he dicho, ahora me siento como yo mismo, estoy
estable ahora ... pero claro que había pasado algo, y sólo puedo ver ahora, en retrospección,
que no me encontraba bien.
-Gracias
por compartir, Chester, -dijo el Dr. Carroll- ¿Quién quiere ser el
siguiente?
Dieron la
vuelta a la habitación de esa manera, cada uno compartiendo la experiencia que le
provocó ir a la institución. Lo curioso fue que todo el mundo afirma que estaba
mentalmente estable aquel día en la sala de terapia del grupo, pero como
Chester, todos decidieron registrarse ellos mismos en la institución, ya que
pueden ver, en retrospección, que su comportamiento en las semanas previas
había sido muy extraño.
Había un hombre
alto y de edad mayor que había alucinado varias veces, imaginando a sí mismo
explotando en un millón de mariposas y flotando por el bosque.
Un par de
gemelos regordetes describieron luchar, pero que habían luchado por tonterías,
que según ellos nunca había pasado anteriormente. Antes, se habían llevado estupendamente
(eran mejores amigos), pero más recientemente, se metían en peleas por cosas
tan triviales como, por ejemplo, un préstamo de un sonajero sin preguntar. Sus
personalidades tranquilas se habían vuelto temporalmente muy agresivas.
Una mujer joven
que llevaba un vestido cubierto de corazones relató el comportamiento más
extraño. "¡Jugué al croquet con los cuellos de mis flamencos del césped!
¿Quién hace eso? ¡Era muy impropio de mi personalidad hacer el deporte y mucho
más impropio usar mis decoraciones queridas!"
El hombre
pelirrojo que había sido tan grosero con Chester habló de bailar sobre las
mesas mientras cantaba "Twinkle Twinkle Little Star," de organizar
fiestas de té, y del robo de unos sombreros.
De hecho, se
trataba de un grupo extraño, y el Dr. Carroll creía que todo el grupo debería
permanecer en la institución durante unos días para monitorizarlo.
Por último, fue
el turno del último paciente para contar su historia. Un tipo mayor con el pelo
blanco se levantó y tímidamente tosió en el mano enguantada de blanco. "Me
encontré mucho más ansioso de lo normal." Miró a un cronómetro de oro en
la mano. "Y a pesar de que yo tenía mi cronómetro, ¡yo seguía perdiendo la
noción del tiempo! Eso no es de mi carácter en absoluto! Le echo la culpa de mi
tardanza a la chica rubia! Nunca en mi vida era tarde antes de que ella se pasó!
"
-La chica
rubia, dices? Recuerdo una rubia que se coló en una de mis fiestas de té, dijo el hombre pelirrojo.
-Ahora que
lo pienso, recuerdo vagamente una chica rubia, también. -añadió Chester- Creo que ella me pidió por unas direcciones, pero era una de aquellas mañanas
cuando me despertaba en algún lugar extraño, así que no podía ayudarla.
Dr. Carroll se
quedó perplejo. Nunca había conocido a un grupo tan extraño, y el hecho de que
ninguno de ellos se conocieran entre sí antes de ir a la institución mental y que
todos recordaran a la chica rubia era lo más confuso. Dr. Carroll dio cuenta de
que iba a pasar mucho tiempo con este grupo particular. "Bueno, pues … eso
es todo por hoy, vamos a seguir con nuestra terapia de grupo mañana. Seguramente
tenemos mucho trabajo que hacer. ¿Qué os parece?" Y con eso, los nuevos
pacientes fueron escoltados a las habitaciones en que iban a vivir en los
próximos meses.
Mientras tanto,
una adolescente que se llamaba Alicia se despertó después de una noche de sueño
muy sosa. Recordó vagamente un sueño de una sesión de terapia de un grupo
extraño, pero no era como los sueños que había tenido antes. Ella había cumplido
16 años recientemente, y como regalo de cumpleaños, su hermana mayor le había
dado un poco de marihuana para probar por la primera vez. Y durante el mes en
que fumaba el marihuana, Alicia había tenido sueños locos y flipantes, de los
gatos sonrientes, de las fiestas del té con las tazas que llenaban a sí mismos,
y de un juicio de una tarta robada. Pero cuando la hierba se acabó, Alicia no
se atrevía comprar más por el miedo de ser pillada, así que sus sueños en la
noche volvieron a ser tan aburridos que casi no podía recordar una sola. En su
cerebro sobrio, las personajes del mundo de sueño de Alicia eran simplemente
normales.
Colleen Suratt 2014
La ilustración procede de www.alice-in-wonderland.net
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