miércoles, 7 de mayo de 2014

El país no tan maravilloso


Colleen Suratt nos propone un cuento sobre un día muy especial en una institución mental. El Dr. Carroll deberá enfrentarse a un reto nunca visto...

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Había sido un día extraño en la institución mental. Docenas de pacientes nuevos habían entrado por la puerta principal para registrarse ellos mismos, algo que raramente pasa en la institución. En sus 30 años de trabajo en la clínica, el Dr. Carroll quizás se había encontrado con 4 auto-registros. Se puede imaginar su sorpresa cuando había una cola que serpentea por la puerta principal. Al Dr. Carroll generalmente le gustaba pasar 1-2 horas en la primera sesión con un paciente nuevo, pero en un esfuerzo por acelerar el proceso de registro de tantos pacientes nuevos, decidió formar una sesión espontánea de terapia de grupo. En punto de las 9:03 reunió a todos los nuevos pacientes en la sala común de la institución, y comenzó a dirigirse al grupo.
-Yo soy el Dr. Lewis Carroll, ¡y todos os he reunido juntos esta tarde para hablar de nuestros sentimientos! ¿Qué os parece?
Un silencio cayó sobre el grupo. La sala se llenó con una mezcla de personalidades, jóvenes y viejos, gordos y flacos, las mejores personas y las peores ... y ni uno solo quería ser el primero en hablar.
-Ahora todos vosotros vinisteis aquí por vuestra propia voluntad, y queremos saber si este es realmente el lugar adecuado para vosotros. ¡Así que vamos a hablar!
Un tipo corto, de edad mediana, se levantó primero. "Soy Chester y he estado sobrio durante toda mi vida." La habitación dio un saludo colectivo, diciendo "Hola, Chester," pero antes de que pudiera continuar con su introducción, fue interrumpido. Un hombre joven con el pelo de color naranja vivo se levantó y se burló, "¡Esto no es AA!" Todo el mundo se rió. Bueno, todo el mundo menos el Dr. Carroll. Dr. Carroll se levantó rápidamente y le dirigió una vista severa al hombre pelirrojo y dijo: "Nosotros no interrumpimos a nuestros miembros del grupo. Chester, por favor continúe." Y así comenzó Chester.
-Realmente no sé lo que me pasa, yo sólo no me he estado sintiendo no como yo recientemente. Bueno, ahora he vuelto a ser el mismo de antes, pero miro hacia atrás en las últimas semanas y puedo darme cuenta de que estaba muy inestable emocionalmente. A veces estaba tan feliz, y sonriendo todo el tiempo. Era como si fuera una sonrisa, y sólo una sonrisa, porque estaba sonriendo tan ampliamente. Pero entonces me sentía tan tan abajo, como si estuviera regresando de una especie de euforia. Me sentía tan azul y deprimido, me sentía como si estuviera desapareciendo. Y me despertaba en los más extraños de los lugares y no sabía cómo había llegado allí. Como he dicho, ahora me siento como yo mismo, estoy estable ahora ... pero claro que había pasado algo, y sólo puedo ver ahora, en retrospección, que no me encontraba bien.
-Gracias por compartir, Chester, -dijo el Dr. Carroll- ¿Quién quiere ser el siguiente?
Dieron la vuelta a la habitación de esa manera, cada uno compartiendo la experiencia que le provocó ir a la institución. Lo curioso fue que todo el mundo afirma que estaba mentalmente estable aquel día en la sala de terapia del grupo, pero como Chester, todos decidieron registrarse ellos mismos en la institución, ya que pueden ver, en retrospección, que su comportamiento en las semanas previas había sido muy extraño.
Había un hombre alto y de edad mayor que había alucinado varias veces, imaginando a sí mismo explotando en un millón de mariposas y flotando por el bosque.
Un par de gemelos regordetes describieron luchar, pero que habían luchado por tonterías, que según ellos nunca había pasado anteriormente. Antes, se habían llevado estupendamente (eran mejores amigos), pero más recientemente, se metían en peleas por cosas tan triviales como, por ejemplo, un préstamo de un sonajero sin preguntar. Sus personalidades tranquilas se habían vuelto temporalmente muy agresivas.
Una mujer joven que llevaba un vestido cubierto de corazones relató el comportamiento más extraño. "¡Jugué al croquet con los cuellos de mis flamencos del césped! ¿Quién hace eso? ¡Era muy impropio de mi personalidad hacer el deporte y mucho más impropio usar mis decoraciones queridas!"
El hombre pelirrojo que había sido tan grosero con Chester habló de bailar sobre las mesas mientras cantaba "Twinkle Twinkle Little Star," de organizar fiestas de té, y del robo de unos sombreros.
De hecho, se trataba de un grupo extraño, y el Dr. Carroll creía que todo el grupo debería permanecer en la institución durante unos días para monitorizarlo.
Por último, fue el turno del último paciente para contar su historia. Un tipo mayor con el pelo blanco se levantó y tímidamente tosió en el mano enguantada de blanco. "Me encontré mucho más ansioso de lo normal." Miró a un cronómetro de oro en la mano. "Y a pesar de que yo tenía mi cronómetro, ¡yo seguía perdiendo la noción del tiempo! Eso no es de mi carácter en absoluto! Le echo la culpa de mi tardanza a la chica rubia! Nunca en mi vida era tarde antes de que ella se pasó! "
-La chica rubia, dices? Recuerdo una rubia que se coló en una de mis fiestas de té, dijo el hombre pelirrojo.
-Ahora que lo pienso, recuerdo vagamente una chica rubia, también. -añadió Chester- Creo que ella me pidió por unas direcciones, pero era una de aquellas mañanas cuando me despertaba en algún lugar extraño, así que no podía ayudarla.
Dr. Carroll se quedó perplejo. Nunca había conocido a un grupo tan extraño, y el hecho de que ninguno de ellos se conocieran entre sí antes de ir a la institución mental y que todos recordaran a la chica rubia era lo más confuso. Dr. Carroll dio cuenta de que iba a pasar mucho tiempo con este grupo particular. "Bueno, pues … eso es todo por hoy, vamos a seguir con nuestra terapia de grupo mañana. Seguramente tenemos mucho trabajo que hacer. ¿Qué os parece?" Y con eso, los nuevos pacientes fueron escoltados a las habitaciones en que iban a vivir en los próximos meses.
Mientras tanto, una adolescente que se llamaba Alicia se despertó después de una noche de sueño muy sosa. Recordó vagamente un sueño de una sesión de terapia de un grupo extraño, pero no era como los sueños que había tenido antes. Ella había cumplido 16 años recientemente, y como regalo de cumpleaños, su hermana mayor le había dado un poco de marihuana para probar por la primera vez. Y durante el mes en que fumaba el marihuana, Alicia había tenido sueños locos y flipantes, de los gatos sonrientes, de las fiestas del té con las tazas que llenaban a sí mismos, y de un juicio de una tarta robada. Pero cuando la hierba se acabó, Alicia no se atrevía comprar más por el miedo de ser pillada, así que sus sueños en la noche volvieron a ser tan aburridos que casi no podía recordar una sola. En su cerebro sobrio, las personajes del mundo de sueño de Alicia eran simplemente normales.
Colleen Suratt 2014

La ilustración procede de www.alice-in-wonderland.net

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